Museo Oliva Artés
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El proyecto, debido a la realidad económica que le ha tocado vivir, ha ido encadenando pequeñas intervenciones provisionales que van construyendo poco a poco el proyecto definitivo. Un proyecto que ya no es el original, pensado de una sola vez, pero que en su propia precariedad y desorden construye una cierta manera de repensar este tipo de actuaciones.
La nave, que formaba parte de una antigua fábrica construida en 1920, contenía unas fascinantes texturas interiores de ladrillo, probablemente más interesantes que algunas de sus fachadas exteriores que, por haber tenido adosados históricamente otros volúmenes carecían de interés.
Del proyecto original se conservan aún algunas ideas fundamentales. Cualquier elemento que sea necesario para el bueno funcionamiento del museo se adosa por el exterior de la nave: el ascensor recuerda la chimenea que nunca tuvo la fábrica, escaleras lineales de evacuación, baños provisionales e incluso un gran porche que en un gesto de brazos abiertos se abre al parque sin modificar la arquitectura original. Un pequeño café permitirá una gestión doméstica del museo y dará servicio a los usuarios del parque. La escalera, que inicialmente estaba prevista ocupando con un cierto protagonismo el espacio central, se coloca en una esquina cercana a la cafetería, tratando de ocupar el menor espacio posible.
Todas las piezas se resuelven en planchas de hierro de un cierto tono dorado, que alude de alguna manera al tiempo pasado en el que se construyó la fábrica.
- Barcelona
- 2009-2020
- 2.456 m2
equipo
- Arquitectura
Jordi Badia - Jefe de proyecto
Jero Gutiérrez, Victoria Llinares - Equipo
Carla Llaudó, Carles Figuerola, Antoni Garcés, Kino Coronas, Xavier Gracia, Mercè Mundet, Mariona Guàrdia, Cristina Anglès, Eva Damià - Fotografía
Gregori Civera